27 febrero 2008

Tabú





Recuerdo
observar sobre la censura
de tus sueños
las manos del viento
amaneciendo bajo el umbral de lo que expira

Recuerdo
el beso oculto
bajo la retaguardia dormida
del guardián mecido
en la red de mi abrazo

Recuerdo
la pausa hecha latido
bajo la sábana
de mi pelo
cobijando el miedo

Recuerdo
la cuenta atrás que son las horas
a tu lado, dormido
bajo la condena perpetua
de un minuto imaginado cotidiano

Ojalá mi pelo
red imantada
capaz de atrapar
las palabras
que el viento ensordece

Ojalá mis dedos
la tinta indeleble
que sellara
el verbo nocturno
que tu día suicida

Ojalá mis brazos
algo más que
almacén de alientos
perecederos en el devenir
de los caminos solitarios

Ojalá tu noche
la voz despierta
hacia un destino
de algo más que
paradas metropolitanas

Los besos que escribo





Son
los que por lejanos
insaciables
Por ausentes
deseados
Los que por hambrientos
más solitarios
Por robados idealizados
y por atesorados
entumecidos
Por díscolos
olvidados
Por tímidos
sepultados
Y por carceleros
ocultos
incluso en el
aire que dejan
a tu paso.

26 febrero 2008

Bulimia reciclada




Un hombre
un hombre mayor
un hombre mayor alimentando
las alas rotas
del hambre
del hambre insaciable
que ensucia las calles
de realidades
de realidades amputadas
producto de lo que un día
fue símbolo y guía.
Miles de seres
miles de seres alados
miles de seres alados comiendo
de las manos yagadas
del hombre
del hombre traicionado
que sacia las bocas
de sueños
de sueños fagocitados
por el día uno
del año
del año cero.
Un hombre
un hombre mayor
un hombre mayor recogiendo
las migajas esparcidas
de la gula
de la gula atormentada
que guía las masas
hacia el ocaso
hacia el ocaso despavoridas
huyendo de aquel día
en que uno
uno se hizo
uno se hizo cero.

21 febrero 2008

Disponibilidades




Capitel de columna erguida
sobre el friso de las letras diarias
Faro de luces cifradas
sobre el abismo de la intermitencia permitida

20 febrero 2008

Instantes




Dicen que huyes, que temes, que has olvidado incluso tu nombre. Recuerda que lo has abandonado en todos aquellos que no podrán olvidarlo.

Puede que aquí




De entre todos los lugares, el del pedestal caído, acurrucado al calor de los muelles de aroma y letra.

De entre todas las anclas, tus manos, que siempre anidan dos calles más abajo de las mías; rígidas, lejanas; una y otra vez, una y otra vez.

De entre todas las palabras, tu silencio, dueño de mis quimeras, de mis pesquisas subterráneas, de la serenidad dolorosa que me concede entenderlo.

De entre todos los demonios, mi cobardía, de hacer de tu silencio el mío cada vez que tu estela me aparta de lo prometido.

De todos, allí;

en la sordera mundana que demoniza tu aullido.

En mi sombra, túnel de vientos pasajeros, amasijo de voluntades siniestradas.

En el eco de las paredes vacías que siempre te devuelven a mi silencio; una y otra vez, una y otra vez.

En donde abren puertas y cierran ventanas; donde busqué sin buscar encontrando en lo no buscado por buscar.

Allí apuraré las contradicciones bebiendo hasta la última gota de horizonte.

Hasta allí donde sólo espera la condena voluntaria de una camisa de fuerza.

18 febrero 2008

Acotando




El ansia humana por definir dentro de los límites de la lógica (pasión:conjunción de reacciones químicas originadas en el hipotálamo a partir de la segregación de fenitelitamina, molécula neurotransmisora también conocida como "molécula del amor")lo indefinible, acota la libertad de lo bello, de lo que por indescifrable carece de parámetros.

12 febrero 2008

En el malecón




Aquí, otra vez, sin más compañía que un cigarrro.

Retomando rutinas solitarias; que no hay mayor ausencia que la de creerse que es bueno aprender a estarlo. Observando a quien no toma asiento en el malecón de los rostros perdidos e imaginando besos de humo en caladas infinitas, carentes la mayoría incluso del placer de un suspiro real.

Rostros perdidos en el malecón de los cuerpos errantes con dirección autómata en ausencia de camino trazado.

Libros, pentagramas y penitencias repicantes.

Se escapan por las ventanas del ruido los besos y palabras errantes hacia el lugar del que nunca quisieron marcharse, llegando a donde hoy sólo es sala amurallada de interrogatorios.

Colocados por orden aleatorio de prioridades, urgencias indescifrables. Extremidades que disimulan los gestos de una conversación imaginada, la sonrisa difusa de un por qué contestado y la lágrima recogida en el vaso de los cafés dejados a medias o nunca tomados.

Allí está, allí está el malecón de las alas rotas; allí donde quien se levanta lo hace cegado por el rumor de que existen mundos sembrados de manos; donde quien se marcha sabe que volverá.

07 febrero 2008

Elipse de viento




Tesoro profundo e ilimitado de palabras que brotan lejos de tí, en mí; por eso tesoro y no maldición.

Caleidoscopios




La sonrisa que quiere es aquella que asume la soledad en respuesta a su pregunta.

She´s so strange




Un no querer
Es otro querer
Un tal vez
Es no querer
Querer sin vergüenza de querer
Eso es querer
Un no esperar por querer
Queriendo todo por querer

06 febrero 2008

Capítulo final




Quién
dirige
quién
moldea
el
barro
y
el
agua
de
una
esencia.


Qué
alma
qué
mirada
moldea
y
dirige
la
voluntad
de
una
traición.


En
qué
oscuro
lugar
se
esconde
y
gesta
la
doble
intención
oculta.


Quizás
no
es
sueño
y

consciente
en
su
doble
sonrisa
traicionada.


Puede
que
incluso
voraz
en
su
única
palabra
repetida
no
callada.


Allí
en
la
comisura
de
la
palabra
recortada
y
el
verbo
dirigido.


Donde
no
hay
espacio
ni
luz
para
quien
descubre
la
dualidad
perversa.


Sangre
de
un
solo
colmillo.
Hueso
de
dos
aristas
en
equivocado
equilibrio.


Hola
de
nadie
y
adiós
de
aquel
ue
discierne
luz
de
luces.


Fin
por
siempre
de
un
principio
infinito
y
constante
sin
límite
hallado.


Interrupción
interrumpida
por
un
pasado
hipotecado
en
falsas
apariencias
de
disfraz
ilimitado.


Hambre
de
dolor
gratuito
de
aparente
verdad
tras
una
mano
amputada.


Coartada
por
lo
público
de
un
solo
gesto.
Infectada
de
falsa
intimidad.


Sin
fronteras
ni
obstáculo
sigue
su
marcha
el
carrillón
de
cínico
estruendo.


Imperativo
de
poder.
Subjuntivo
de
cómplices.
Indicativo
de
impostores
sin
tregua
final.


Poder
no
es
aparentemente
vencer
sobre
aquel
que
otorga
el
espacio
callado.


Hablar
no
significa
implorar
un
espacio
en
quien
prostituye
el
valor
real.


Sonreir
no
es
más
que
en
estos
casos
callar
por
no
compartir.


Fugas
de
dignidad
en
lucha
contra
el
parche
invisible
de
lo
disimulado.


Bodas
bautizos
y
operetas
de
un
acto
final
anunciado.
Todavía
no
estrenado.

Cruces y pasos de cebra.




Dime
qué tienes
qué callas
qué escondes,
dime,
que a mi me quema
no me enmudece,
sólo estremece.

02 febrero 2008

Serie alternada que converge cero



Ayer unos grises se subieron a un autobús de trayecto circular. Los verdes ya estaban dentro. Los verdes miraron a los grises. Una vez, rápida, de reconocimiento. Luego una segunda vez, instantánea, de curiosidad. Y después una tercera, y una cuarta, y una quinta, y una........Los grises no contestaron a la primera, pero sí la escucharon. Miraban al suelo, pero de reojo hubo una primera vez gris, correspondida. Ahora verdes, ahora grises y en el medio un silencio cómplice. Una parada, dos paradas, y una pantalla de publicidad reflejando los pares. Impares las sonrisas. Periódicas. Y los grises elevaron a infinito la serie alternada deshaciendo el invariante. Recolocaron el exponente y miraron a los verdes de frente, los verdes respondieron despejando la incógnita; "acercaos"-dijeron los verdes-"agarraos". Y sigúió el autobús trazando su arco constante. Y los verdes miraban, y los grises sonreían. Y los grises miraban, y los verdes sonreían. Y una parada, y otra, y ninguno detenía la simplificación de racionales. Una incógnita despejaba a otra, demasiadas para tan pocos enunciados. Y los grises miraron a los verdes porque llegaban tarde y sonrieron porque no hubo palabras para decirles adiós. Y los verdes fueron detrás de los grises, calle abajo, hasta dos paradas antes de la última. Los verdes sonrieron al escaparate donde lloraban los grises. Los grises siguieron su camino mientras los verdes cerraban una puerta. Allí, dos paradas antes de aquella, su, última parada.