20 febrero 2008

Puede que aquí




De entre todos los lugares, el del pedestal caído, acurrucado al calor de los muelles de aroma y letra.

De entre todas las anclas, tus manos, que siempre anidan dos calles más abajo de las mías; rígidas, lejanas; una y otra vez, una y otra vez.

De entre todas las palabras, tu silencio, dueño de mis quimeras, de mis pesquisas subterráneas, de la serenidad dolorosa que me concede entenderlo.

De entre todos los demonios, mi cobardía, de hacer de tu silencio el mío cada vez que tu estela me aparta de lo prometido.

De todos, allí;

en la sordera mundana que demoniza tu aullido.

En mi sombra, túnel de vientos pasajeros, amasijo de voluntades siniestradas.

En el eco de las paredes vacías que siempre te devuelven a mi silencio; una y otra vez, una y otra vez.

En donde abren puertas y cierran ventanas; donde busqué sin buscar encontrando en lo no buscado por buscar.

Allí apuraré las contradicciones bebiendo hasta la última gota de horizonte.

Hasta allí donde sólo espera la condena voluntaria de una camisa de fuerza.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

el problema es no estar estando y estar sordo de no oír

Pilar M Clares dijo...

(Qué bonito lo que añades, hoichi)

Palabraloia/silenciodeltú

Haría un máster de silencios gustosamente

A veces no sé interpretarlos

(...silencio gozoso...)

DANI dijo...

Ecos silenciosos. Canciones rebotadas entre paredes. Locuras infinitas.

Me encantó eso de beberte la ´ltima gota del horizonte.

Todo eso que has escrito podria referirse a la música.

Besos tatachin

M dijo...

Que triste se me antojan tus palabras.

Ahora, si las entiendo. Las entiendo tan bien.