Sin quererlo, sin ni siquiera pretenderlo. Te echo de menos. Más allá de los estados de ánimo, te recuerdo. Hoy he entendido qué es echarte de menos. Es imaginarte. De repente, sin motivo aparente. Es conducir, y de repente llorarte, como nunca y como siempre. Es odiarte, ahora. Por lo que me obligas a sangrar indefinidamente. Es sonreirte, aún en la distancia, porque sé que tu también lo harías. Es escucharte, a pesar de no recordar ya tu voz. Es bailar, sin ti, y aún así contigo. Es tenerte para siempre anclado a dos por qués. Es desearte ser feliz, aún siendo para ello indiferente mi presencia. Es no querer quererte pero poder tenerte. Es no querer olvidarte. Es buscarte donde siempre estabas. Es nunca encontrarte. Es conocerte y saber más de la cuenta.
Es disimular. Es mentir. Es mentirme.
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