30 enero 2008

7.15151515151515151515151515........




La rutina adormece las verdaderas luchas convenciéndonos de que sólo en sus recovecos existe la salida.

Humedades revestidas




Un perfil.
Un claroscuro.
Otro perfil.
Atrapados entre todo y nada.
Mismo yugo, misma oscuridad.
Solapas de piedra, sobres de humedad.
Paginados del 1 al 2.
Uno y otro, juntos ninguno.
1 se pierde en 2.
2 se busca en el interior de sí mismo.

26 enero 2008

Derrames




Soy un desierto.
Soy desierto. Nadie mi oasis.

16 enero 2008

Tiempos verbales




Me encadené sin importar tus propias condenas. Ni siquiera importan las razones. De qué serviría. De nada.
Me precipité sin importar el tiempo. Ni siquiera entiendo el por qué de la periodicidad de la esfera. Para qué. Para nada.
Me deslicé sin importar la altura. Ni siquiera valoro el vértigo. Hacia dónde me llevaría. Hacia nada.
Me agarré a las palabras. Ni siquiera las recuerdo. Qué haría con ellas. Nada.

Pasado. Presente. Condicional. NADA.

Me enmudeció la vergüenza. A penas la reconozco. ¿Debería buscarla? Nunca.
Me ensordeció la evidencia. A penas hablo. ¿Debería articularlo? Nunca.
Me provocó el anonimato. A penas identifico lo público. ¿Debería resolverlo? Nunca.
Me devoró lo irracional. A penas encuentro indicios. ¿Debería omitirlo? Nunca.

Pasado. Presente. Interrogante. NUNCA.

Importa lo que encadena si hay razones y se utiliza lo que precipitaba lo caduco. Valora la altura que impone el vértigo mientras recuerdes las palabras que agarraban. Conoce aquello que te hizo mudo hablando de la sorda evidencia. Identifica qué provocaba soledades y encuentra lo irracional de aquello que devoró los indicios.

El presente de un pasado condicionado por los interrogantes nunca puede ser nada.

ENcuentra. Articula. Resuelve...omitiendo lo evidente.

14 enero 2008

Walking away


(gracias, dani, por este regalazo)


Hoy
antes de mañana,
adiós.
Ahora
antes de que la necesidad
tiranice realidades.

Ya
que ante la duda
se especulan voluntades.
Cuando
mutar lo mutado
equivale a despedidas.

Por
el FIN
de un principio con guión.
De dos verbos
incompatibles;
fingir, sentir.

Hoy, ahora,
ya;
cuando sólo
la pena
espera.
Adiós.

Lost




A veces uno está tan perdido que trata de encontrarse en cualquier parte, incluso en otra persona. Es tal la necesidad de ubicación que la mayoría de las veces acabamos desubicando al que aparentemente no lo estaba, resultando finalmente estarlo incluso más. Y uno se pregunta si acaso no estaremos todos buscando en la dirección equivocada.

Notas encadenadas


(a.)


Así como los sonidos encarcelan momentos, las canciones son prisioneras de historias. No importa el tiempo, cuántas personas, cuánta vida. Ellas permanecen encadenadas para siempre a una palabra, esa; a aquella compañía, ¿me recuerdas?; a un despertar. Más allá de las voluntades, de las distancias y los desencuetros, permanecerás por siempre secuestrado en estas notas sólo para mí aún evocando yo el vacío. Escucharla es y será verte aún compartiéndola algún día con quien jamás imagine qué encierra. Recordarte desafiando la autocensura y franqueando la barrera de no entender. Incluso quererte, honestamente, sin intereses, sin expectativas, a expensas de réditos y a riesgo de hipotecarme; descartando un final e ignorando que sólo yo, libremente, vi luz entre tinieblas. Quererte como se quiere a quien no lo quiere, a aquel con quien no se comparte "más que un puñado de pentagramas".

11 enero 2008

Reiko




Por qué Reiko.
No lo sé.
Para qué Reiko.
Creía saberlo.
Quién Reiko.
Quizás yo misma.
Apareció un día, o al menos eso pensaba. Llegó para quedarse y hasta hoy no supe si para siempre.

Vino a buscarme una mala tarde de un mal día de otra mala semana de aquel año. Aquel año...No hubo peguntas, ni siquiera presentaciones. Llegó y se quedó. Y así ha permanecido desde entonces, creciendo a mi lado, sin pretensiones, sin juicios, traduciendo dolor en coherencia, tejiendo un camino...quizás el mío. Nunca ha pedido nada a cambio, jamás; ni siquiera en momentos en los que lejos de arroparla ignoré que era la única voz. Eso es lo que ha sido hasta la fecha, mi voz. Quién Reiko. Quién yo.

Recuerdo que llegó al tiempo que Murakami, tiempo después de su publicación, despachaba los éxitos tardíos de su Tokio Blues. Me sorprendió descubrir que compartíamos el hecho de tener otra voz, la suya también se llamaba Reiko. Lo era todo, sustento de todos, autor y protagonista desde la barrera de lo indistinguible, desde la discreción de quien se sabe autónomo. Saltaron las alarmas. Si dos ya no eran pocas voces aparecía una tercera de mismo nombre que una de las primeras. Una, dos, tres que suman dos o ninguna; temí lo último. Si no era difícil entender que Murakami, japonés, contase con una voz japonesa, no hallé respuesta al hecho de que la mía fuese extracomunitaria. Fue el tiempo quien tomó las riendas de la incertidumbre y discretamente colocó a cada uno con su voz en su sitio. Murakami y su voz se fueron. Sin despedidas.

Ese día decidí asumir su presencia sin condiciones, qué importaba su pasado, para qué especular con su futuro. La única verdad incontestable era su propia presencia; el resto, conjeturas arriesgadas.

Quizás no fue suficiente y ella empezó a dudar, de su sentido, del mío, de su existencia. Y se marchó. Al principio sus ausencias fueron intermitentes, escapadas de ida y vuelta. Finalmente, en noviembre, desapareció. Mentiría si dijera que tuve miedo; no fue así. Su lugar continuaba allí, intacto, en el mismo sitio donde un día había decidido instalar mis propios sueños. Volverá, pensaba, nadie mantiene el calor donde no tiene pensado volver. Casi tres meses más tarde recibí una carta. Faltaba un año para cumplir los treinta. Rasgué el sobre, desdoblé su interior. Empezaba: "Reiko. 34 años. Trabajo en un despacho. Noviembre de 2002".

Reiko existía mucho antes de existir. Hablaba de ella.

De la frustración que le provocaba no poder encontrarse. Relataba que inconforme con su mundo vivía inadaptada, revelada contra la manipulación constante de un sistema que aborrecía. Vivo, decía, en postguerra continua contra mí misma recogiendo los desechos, los míos, de una guerra que no acabo de ganar ni perder.

Hablaba de un bloqueo permanente, el de un amor nuevo que parece llegar a cuentagotas para nunca quedarse. Hablaba de UN LUGAR y de un dolor. De un lugar todavía no encontrado, SU LUGAR. Del dolor temido, el que diseña corazas de indolencia incluso en aquellos que la conocen.

Escribió asustada la sospecha de que nada dependía de ella misma. "Todo me llega predecidido", leí. Explicaba que aún así seguía buscando a la espera de rincones de calma, de esa última pieza que encajaría en el hueco vacío y daría sentido al conjunto. Hablaba de equilibrios, del descontrol, de metas perseguidas en las que no confiaba, de una cadena infinita de soluciones descartadas. Hablaba de caos. ¿Hablaba de ella o hablaba ella por mí de mí?

Y se despedía diciendo que más allá de hoy, creía en el día siguiente a cualquier hoy con la certeza optimista de quien cree que un mal hoy nunca será equivalente a una última palabra.

Puede que Reiko tan solo sea un personaje, una conjetura coincidente, incluso un fantasma. Puede que yo sea Reiko o Reiko yo. Puede que simplemente no exista y seamos producto de tu propia imaginación. Pero ahora sí sé que Reiko existía mucho antes de existir, por eso sólo ahora entiendo que se ha marchado para poder quedarse para siempre. En este rincón. En un lugar, SU lugar, MI LUGAR.

(Gracias a todos los que haceis realidad ese lugar, también vuestro)

04 enero 2008

Recuerdos


(a mi padre, que siempre ha sido capaz de tejer mundos de fantasía sin palabras)


Readjusting




Wasting time
searching angles,
more than ever
but less than before,
which is nearly the same
as being round and round
the same old tree.
Listen, listen, listen the chord;
everybody´s listening her soul.