Andaba yo por las hojas de mi libreta regocijándome con el tacto de lo escrito y abrumada por el hueco de lo no nacido cuando el por qué y a quién me detuvieron.
Supuse que mis preguntas nacían del vacío ante una página en blanco, del hastío de la palabra, la mía; del miedo a perder lo recuperado, del sinsentido oculto en cada línea. Pero entonces brotaron de mi memoria, intactos, unos versos:
".........................
Escribo para el enamorado; para el que pasó con su angustia en los ojos; para el que le oyó, para el que al pasar no miró; para el que finalmente cayó cuando preguntó y no le oyeron.
....................................
Para ti y todo lo que en ti vive,
yo estoy escribiendo."
(V. Aleixandre)
En cambio,
yo;
Te escribo a ti, que sin buscarte me encuentras abriendo esta nueva ventana.
Escribo para ti y así cumplir la promesa de hacerlo sin miedos.
También te escribo a ti, por deberte el no haberlo dejado.
A ti, que ya sólo me recuerdas en lo regalado hace ya, demasiado tiempo.
Para ti, por cobarde o por miedo a matarte escuchándome.
Lo hago para ti, por ser la luz que me alumbras las tinieblas. Por rescatarme de mi propia indiferencia, por tejer diariamente a mi lado un lazo indestructible.
Para ti, que eres ángel, y así seguir volando juntas a través de este idioma de sentidos, transitado mucho antes de ser fundado.
Para ti, que has cerrado los ojos, para que los abras y asustes al miedo.
Escribo para el que escribe a quien lo lee y para el que lo hace para todos y para nadie.
Para la crítica y la adulación. Por ser una alimento y la otra manjar. Y para la envidia y rascar así hasta hacer sangre el sarpullido de lo temido.
Para el que no está, el que estuvo, el que sí está. Para el que venga y el que se vaya. Para todos por haber sembrado de matices este hueco.
Para ti, que no sabes de mí más que lo escrito y sin quererlo ni saberlo me has empujado a seguir.
También para ti, para el que no encontró sitio en este lugar y lo reconoció al ser robado por otro.
Y para la risa del que me lea, por ser, en cualquier versión, el mejor incentivo para seguir provocándola.
Escribo porque por tí empecé a hacerlo; tú que todo lo hacías letra para enmudecer de tormentos. Y de tí me despido para acallar de una vez tus lamentos en mi espalda.
Escribo para que aquella voluntad que se gritaron nuestros ojos y callaron nuestras conciencias, se repita ahora que nos buscamos sin encontrarnos.
Lo hago por y para vosotros,
pero
siempre,
a través de mí
en vosotros.
1 comentario:
Escribimos lo que somos.
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