Thom Yorke-The eraser
29 diciembre 2006
27 diciembre 2006
22 diciembre 2006
Deseos

Desde que tengo recuerdos se nos impone una vez al año cambiar y desear. Y no es obligatorio, o no debería serlo. Mucho menos, si no se siente lo que se desea o no se cree realmente en la voluntad o la necesidad de dar un giro.
Qué diferente sería todo si el "espíritu" se convirtiese en el deporte nacional, en el café de las 11 o en el pitillito de después de comer. Qué diferente sería creernos con la capacidad de cambiarlo todo día a día, porque sólo ahí reside el cambio; en el compromiso de darle forma poco a poco. Qué diferente sería intentar mirarnos sin tapujos, con concesiones (por qué no) todos los días del año. Qué diferente sería todo si fuésemos capaces de relativizar nuestros vasos de agua e intentar no ser la gota que colme el del resto...
Os deseo sonrisas sinceras, ternura fabricada a base de abrazos, besos que difuminen soledades, caricias cicatrizantes...que se cierren las heridas para dar paso a otras nuevas; porque sólo así esta locura puede continuar. Al fin y al cabo, todos llevamos un loco en nuestro interior. O no?
17 diciembre 2006
09 diciembre 2006
08 diciembre 2006
06 diciembre 2006
04 diciembre 2006
Carta a un ángel

Y el tiempo pasa; pasando de largo a veces y ralentizando sus segundos en nuestra memoria garantizando la supervivencia de recuerdos que nos rescatarán en el futuro de momentos de ausencias.
Todos; buenos y malos, los vamos atesorando en el álbum de la vida común de una amistad. Este camino es una lucha sin fin ni tregua por la libertad de conocerse. La amistad no entiende de balanzas ni de barreras; y así he sentido y siento la tuya. Jamás me has exigido rendir cuentas a cerca de mi presencia o de mis momentos ausente. Jamás he necesitado pedírtelas a ti.
Hablamos de todo y de nada, y siempre sin límites, ni de hora ni de temas. Me has ofrecido el cobijo y la valentía necesarios y suficientes para mutar, seguir y sobrevivir, pero siempre bajo la protección de quien de verdad conoce. Y la libertad de buscarme a través de los años de mil modos sabiendo que me ayudarías a reconocerme en el encuentro final.
Mil veces he pagado contigo la frustación de un paso en falso llenando nuestros cafés de humo, y sólo de humo. Mil veces he gritado en tu presencia la necesidad de entender lo que me rodeaba. Muchas más he callado a tu lado, y de ninguna de ellas has pretendido forzar una palabra; porque siempre has sabido el motivo de cada una de mis silencios sin necesidad de preguntarlo.
Has compartido tus lágrimas conmigo y me has otorgado el privilegio de recogerlas para nunca olvidarlas(las dos sabemos que sólo de ellas se aprende). Has atrapado las mías sin censurar siquiera la más ridícula . Nuestro camino nunca ha entendido de peajes a pesar de habernos topado con alguna barrera dolorosa.
Jamás hemos pretendido moldearnos en busca de perfiles ideales; hemos cambiado cada una en su interior sujetándonos para no caer. Nos hemos acompañado en las caídas, y también en las subidas; y en algunas ocasiones nos hemos lastimado para darnos cuenta de que eso también pertenece a la libertad de conocerse.
Nunca te he sentido lejos porque jamás lo has estado, ni siquiera en las discusiones de nuestras cabezonerías. En momentos difíciles, de dolor o de miedo, me he emocionado viéndote llegar a rescatarme o regañarme; es la emoción que relaja y da paso a la debilidad permitida ante el que sabes que siempre te ha cuidado. Me crezco en tu presencia ante situaciones difíciles gracias a la complicidad que hemos tejido, a tu lado soy más yo porque me has ayudado a rescatar mi yo.
No hay palabras suficientes para escribirle al ángel que siempre ha vigilado desde cerca mi interior, para el que me ha rescatado y también para el que potencia mi sonrisa. Sólo resta llegar a ser ángel para ti y seguir tejiendo este hilo, seguro infinito en el tiempo y a pesar de la distancia.
02 diciembre 2006
Prisioneros

Quiero pensar que no se utiliza la palabra para justificar una apetencia o para minimizar un mañana vinculante o conflictivo. Cualquier palabra es o debería ser carcelera de nuestros actos. No es necesario adornar, basta con preguntar. Basta enfrentarse al mismo juego en igualdad de condiciones. De nada vale permitir avanzar al otro diez casillas haciéndole creer merecedor del logro para luego justificar una derrota injusta. Una derrota irreal. En la mayoría de los casos, el supuesto perdedor disimula la realidad de lo que pasa ya que tampoco se plantea cuestionar unas normas previamente sobreentendidas. Y el ganador se queda satisfecho pensando que sus dotes persuasivas han mejorado hasta convertirse en infalibles.
Me repito. Soy consciente. Pero así lo siento. No creo en la gratuidad de la palabra. Y lo repetiré hasta la saciedad. Hasta aburrirme más de lo que ya están los demás de mi discurso.
Y es que no hace falta adornar un juego aceptado, en principio, sin posibilidad de revancha. No hace falta hablar más allá de los gestos. Sólo lo que sobra, y más cuando no fue exigido, hace daño. Las palabras sin fondo atan y matan hasta callarnos construyendo un muro de insensibilidad, de inseguridad. Generando un estado de sitio permanente ante aproximaciones ajenas.
Siempre alerta porque de cualquier palabra se duda; y no es de extrañar. Se ha cambiado la versatilidad de los registros del lenguaje por la descontextualización de su uso.
Eso sí, ya dudo de todo hoy en día. Porque a lo mejor esto no es más que una manía mía, infundada, una paranoia personal; y resulta que sólo yo veo en este comportamiento una carencia donde en realidad reside la normalidad.
Una cosa es aceptar las reglas, sobreentenderlas y actuar de acorde a ellas en pro de la supervivencia; y otra muy distinta, estar de acuerdo con ellas o justificar su existencia. Yo , al menos, no puedo.
Hermetismo ilustrado, despotismo emocional y anarquía sexual configurando la nueva revolución nocturna del siglo. Nocturno porque el día brilla por su ausencia en estos menesteres. De día se estila el silencio aislante, la noche atrae el verbo fácil. Y entremedias la incertidumbre de todos en busca de todos. Y de nadie.
La diferencia entre vivir ajena a esta dinámica o sumergirse en la vorágine mayoritaria está en sentirse vivo. Si no participas, te aislan o te aislas. Y si lo haces te convences de que por estar rodeado y compartir costumbres, vives. La duda está en saber si eso realmente es vida o simplemente la muerte de la esencia. La duda está en elegir entre muerte o muerte.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)