25 enero 2007

Medianoche, Nacho y tinto de verano.



Nacho Vegas-Seronda




A tí, por los existencialismos nocturnos, por la palabra, por la compañía, por los silencios, por insistir en escucharle, por todo, por más y por lo que vendrá...Gracias.



Existen los llamados existencialistas vitales que basan su realidad en la búsqueda del dolor, despreciando o alejándose de cualquier posibilidad de alivio emocional. Los existencialistas vitales justifican sus circunstancias amparándose en la existencia de un dolor constante y permanente. Este dolor es un dolor ficticio, inventado como excusa frente a la cobardía de no actuar o del no saber hacer por autoimposición.

El problema de dicho dolor ficticio es lo que provoca sobre los demás. El dolor ficticio se convierte en dolor real para el que los acompaña. Por tanto, el existencialista vital se desarrolla en un ambiente de dolor alimentado por el provocado en los demás y no el sentido en carne propia.

El existencialista vital se recrea en la soledad achacada a la incomprensión de todo aquel que arroja de su vida. Dicha soledad no es más que el resultado buscado de escapar de los demás, repito, por miedo. Miedo a encontrarse, por fin, con el dolor real; por ello la recreación de un dolor imginado, de un dolor una vez sentido y censurado para su no repetición.

4 comentarios:

M dijo...

El desorden me trae dolor. El vacio de unos ojos que son los únicos a quien puedo mirar. El vacio de los ojos a mi alrrededor, la incomprensión no ficticia. No es un teatro. ESTO NO ES UN TEATRO. NO SON EXCUSAS. Es el dolor en la vida. El dolor real. Hablo sin que me entiendas, lo sé. Estoy cansado y mis pensamientos en desorden. No se por qué escribo esto. "Es duro ver cuantas estrellas hay en el firmamento...y verlas pasar, pasar como el viento..."

M dijo...

"ser" y "pertenecer a..." en alemán son la misma cosa. Yo, no pertenezco. He ahí mi fatalidad.

Pertenecer a...

Existencia.

"´mas las sirenas poseian un arma más terrible que su canto... su silencio"

Aloia dijo...

Jamás. En ningún momento he dudado de la veracidad de tu dolor. No podría. Nadie ha dicho que sean excusas. Yo hablaba de algo muy concreto, demasiado concreto para mi desgracia, para mi dolor.
Hay que seguir buscando, es duro, pero lo contrario es rendirse.
Posiblemente no te entienda, no lo sé; a veces creo que sí lo hago; de todas formas que no sea ese el motivo para dejar de hablar.
Tu fatalidad es, por desgracia y sin quitarle méritos, tan común...sé lo que es no pertenecer y lo que duele y jode no pertenecer...¿y? me he dado cuenta de que muchas veces, demasiadas, era yo la que no me dejaba o permitía pertenecer...

Vampirilla Silvestre dijo...

Esta belleza me ha enganchado terriblemente.